In an idyllic corner of northern Italy, surrounded by centuries-old gardens and the gentle rhythm of the water, CHANEL unveiled its Cruise 2025/26 collection. 

The legendary maison transformed the Villa d’Este, on the shores of Lake Como, into the perfect backdrop for a celebration of effortless luxury—a proposal that blends the innate elegance of vintage resort wear with a more contemporary, colorful aesthetic full of cinematic nods.

Virginie Viard’s vision, infused with golden yellows, ochres and sun-washed oranges, merged seamlessly with the architecture of the villa and its luminous sunsets. A playful spirit also emerged: ultra-light tweed eveningwear scattered with multicolored sequins, glamorous disco-inspired loungewear, and striped lamé in pink and orange that shimmered with every movement.

Timeless cruise references were present throughout: straight-cut white trousers, nautical motifs reinterpreted in blue and white jersey suits, and multicolored stripes on knit dresses, polos and cardigans. The fluid dance between formal and informal continued in ivory blouses embroidered with crystals, taffeta trousers, and ethereal capes that seemed to hover above the lake.

The collection also paid floral homage. The Villa’s gardens—abundant with magnolias, wisteria, camellias and rhododendrons—inspired delicate embroidery, lacework and petal-like details adorning white suits, beaded skirts and dresses scattered with chiffon blossoms. All under the artistic shadow of Luchino Visconti, a close friend of Gabrielle Chanel and frequent guest in Como, whose influence whispers elegantly through each look.

Accessories, of course, completed the narrative: long gloves and black Hollywood-style sunglasses, minaudière clutches, silk scarves tied at the ankle or in the hair, and pearls—plenty of pearls. An aesthetic that weaves together nostalgia, modernity, and that unmistakable je ne sais quoi so intrinsic to CHANEL.

En un rincón idílico del norte de Italia, entre jardines centenarios y el vaivén del agua, CHANEL presentó su colección Cruise 2025/26. 

La legendaria maison convirtió la Villa d’Este, a orillas del lago de Como, en el escenario perfecto para celebrar una oda al lujo effortless, con una propuesta que mezcla la elegancia innata de los resorts de antaño con una estética más contemporánea, colorida y cargada de guiños cinematográficos.

La propuesta de Virginie Viard, impregnada de amarillos dorados, ocres y naranjas, se fundió con la arquitectura de la villa y sus atardeceres. También puso de manifiesto un espíritu lúdico: trajes de noche de tweed ultraligero salpicados de lentejuelas multicolor, pijamas de lujo con aires disco, y lamé a rayas rosa y naranja que brillaba con cada movimiento.

No faltaron las referencias al vestuario clásico de crucero: pantalones rectos blancos, marineras reinterpretadas en trajes de jersey azul y blanco, rayas multicolores en vestidos de punto, polos y cárdigans. El juego entre lo formal y lo informal se mantuvo con blusas marfil bordadas en pedrería, pantalones de tafetán y capas etéreas que parecían flotar sobre el lago.

La colección es también un homenaje floral. Los jardines de la Villa –colmados de magnolias, glicinas, camelias y rododendros– inspiraron bordados, encajes y motivos delicados que aparecen en trajes blancos, faldas con detalles de cuentas y vestidos adornados con flores de gasa. Todo bajo la sombra artística de Luchino Visconti, gran amigo de Gabrielle Chanel y visitante habitual de Como, cuya influencia se percibe como un susurro elegante en cada conjunto.

Los accesorios, por supuesto, completan el relato: guantes largos y gafas negras estilo Hollywood, bolsos de mano tipo minaudière, sandalias con pañuelos de seda atados al tobillo y perlas, muchas perlas. Una estética que combina nostalgia, modernidad y ese je ne sais quoi tan característico de CHANEL.

PHOTOS: COPYRIGHT CHANEL