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Chanel once again captivates with its Spring-Summer 2025 Haute Couture collection, a tribute to color as an essential part of Gabrielle Chanel’s legacy. At the Grand Palais, the runway traced a double C in the shape of infinity, symbolizing the Maison’s boundless excellence.
The collection follows a chromatic cycle from day to night: from soft hues like lilac, mimosa yellow, and sky blue to the depth of black and midnight blue. Impeccable tweeds, exquisite embroidery, and ethereal fabrics shape silhouettes that balance structure and fluidity. The details embrace vibrant contrasts: satin linings in unexpected shades, buttons transformed into suns and moons, and black velvet belts that recall the significance of black in Chanel’s history.
Among flowing dresses and pyjama-inspired ensembles in silk crêpe, the collection unfolds a sublime vision. The lightness of the materials and trompe-l'œil effects—such as painted lace and embroidered chiffon mimicking tweed—elevate each piece to an almost magical dimension. A play on proportions and textures transforms the classic into the contemporary with an exquisite delicacy.
Each piece is a masterpiece that merges tradition and modernity, reaffirming Haute Couture as a space of creative freedom. On its 110th anniversary, the Maison continues to reinvent its legacy with a sophistication that borders on the dreamlike. As Gabrielle Chanel once said, “Love has colours.”
Chanel vuelve a sorprender con su colección de Alta Costura Primavera-Verano 2025, un homenaje al color como parte esencial del legado de Gabrielle Chanel. En el Grand Palais, la pasarela dibujó un doble C en forma de infinito, símbolo de la excelencia sin límites de la Maison.
La propuesta recorre un ciclo cromático que va del día a la noche: desde tonos suaves como el lila, el amarillo mimosa y el azul celeste hasta la profundidad del negro y el azul medianoche. Tweeds impecables, bordados exquisitos y tejidos etéreos dan forma a siluetas que alternan entre lo estructurado y lo fluido. Los detalles juegan con contrastes vibrantes: forros satinados en colores inesperados, botones transformados en soles y lunas, y cinturones de terciopelo negro que recuerdan la importancia del negro en la historia de Chanel.
Entre vestidos vaporosos y conjuntos de inspiración pijama en crêpe de seda, la colección despliega un imaginario sublime. La ligereza de los materiales y los efectos trompe-l'œil, como encajes pintados y gasas bordadas que simulan tweed, elevan cada pieza a una dimensión casi mágica. Un juego de proporciones y texturas que transforma lo clásico en moderno con una delicadeza sublime.
Cada prenda es una obra de arte que mezcla tradición y modernidad, reafirmando la Alta Costura como un espacio de libertad creativa. En su 110° aniversario, la Maison continúa reinventando su legado con una sofisticación que roza lo onírico. Como decía Gabrielle Chanel: “El amor tiene colores.”
