Glenn Martens volvió a demostrar que Diesel va más allá de los límites convencionales, esta vez transformando Milán en un tablero de juego abierto para la colección Spring/Summer 2026. En lugar de una pasarela cerrada, la ciudad se convirtió en escenario donde 55 looks se desplegaron por las calles, cada uno presentado en un huevo transparente iluminado, distribuidos en distintas locaciones —de iglesias a bares y clubes— e invitando al público a descubrir cada propuesta siguiendo pistas y escaneando códigos QR.

La dinámica convirtió la experiencia de la moda en algo colectivo y participativo, donde la primera fila ya no estaba reservada a la élite de editores, compradores e influencers. En Diesel, la moda es una experiencia abierta a todos, fiel a su código de rebeldía y vanguardia. Para ello, Martens reconfiguró la idea de los huevos acrílicos de la icónica presentación de Jurgi Persoons en París en 2001 en una experiencia urbana de escala monumental, concebida como “el acto democrático más grande de Diesel” con el apoyo del Municipio de Milán.

Los primeros en completar la búsqueda recibieron premios que iban desde total looks del show hasta piezas de denim y accesorios exclusivos, mientras que quienes solo querían sumarse a la experiencia podían hacerlo en la Piazza Beccaria, donde la marca organizó un encuentro abierto.

En la colección, Martens llevó la deconstrucción y la experimentación material a un nivel extremo. Destacó un nuevo denim satinado desarrollado por Diesel a partir de poliéster reciclado, tratado con láser para lograr efectos de desgaste y aplicado en vestidos delantal, chaquetas biker sin mangas y abrigos con correas deconstruidas. Las chaquetas sastreras incorporaron tiras tipo biker en las solapas que podían anudarse de múltiples formas, mientras que pequeños vestidos sin mangas parecían envueltos sobre el cuerpo y sujetos apenas por correas.

La propuesta incluyó faldas de cuero de bordes irregulares obtenidas de curtiembres con prácticas responsables y estampadas con pieles de animales imaginarios; jumpsuits y vestidos de punto trompe l’oeil que simulaban secciones apenas unidas por costuras abiertas; vestidos de chiffon artesanal con nubes de tejido deshilachado en los hombros; y prendas de doble capa donde la interior sobresale de la exterior, alterando la silueta como si revelara lo que hay dentro. Incluso el denim se trabajó desde el interior hacia afuera, blanqueado como si fuera una radiografía.

Los accesorios reforzaron el espíritu experimental. El nuevo bolso Load-D aparece blando y casi orgánico, con dos “D” moldeadas como cápsulas; el D-Pods en denim ofrece una estructura más definida; y el Flag-D se repliega en tres bolsos de cuero con cierres superpuestos. El calzado incluye mules con mini “D” flotantes, sandalias de tiras enredadas con punta metálica iluminada y mocasines con suelas de tracción exageradas. Los collares evocan esqueletos animales que envuelven el cuello, mientras que anillos, brazaletes y relojes con esferas incrustadas en cristales pavé amplifican el imaginario casi post-humano. Dos nuevos estilos de gafas debutaron en la búsqueda: Round-D, con acetato oversize y detalles metálicos, y Geck-D, de líneas esculpidas.

El concepto de “animal interior” guió la colección, traducido en un juego de proporciones, capas y materiales que revelan lo oculto y confunden el adentro con el afuera, reafirmando que Diesel sigue siendo una fuerza rebelde, experimental y radicalmente democrática, capaz de transformar la pasarela en una experiencia totalmente inesperada.

Glenn Martens once again proved that Diesel pushes beyond conventional limits, this time turning Milan into an open playground for the Spring/Summer 2026 collection. Instead of a typical closed runway, the city became a stage where models were placed inside illuminated transparent “eggs,” distributed across different locations—from churches to bars and clubs—inviting the public to discover each look by following clues and scanning QR codes.

The format turned the fashion experience into something collective and participatory, where the front row was no longer reserved for the elite of editors, buyers, and influencers. At Diesel, fashion is an experience open to all, faithful to its code of rebellion and innovation. To achieve this, Martens reimagined the acrylic eggs from Jurgi Persoons’ iconic 2001 Paris presentation into a monumental urban experience, conceived as “Diesel’s biggest democratic act” with the support of the Municipality of Milan.

Those who completed the hunt first received prizes ranging from complete looks from the show to denim pieces and exclusive accessories, while anyone wishing to join the experience could do so at Piazza Beccaria, where Diesel hosted an open gathering.

In the collection, Martens pushed deconstruction and material experimentation to the extreme. Diesel developed a new satin denim from recycled polyester, treated with lasers for distressed effects and used in apron dresses, sleeveless biker jackets, and coats with deconstructed straps. Tailored jackets featured biker-style strips on the lapels that could be tied in multiple ways, while small sleeveless dresses appeared wrapped around the body, barely held by straps.

The lineup also included leather skirts with raw edges sourced from responsible tanneries and printed with imaginary animal skins; trompe-l’œil knit jumpsuits and dresses that seemed barely held together by open seams; artisanal chiffon dresses with shredded fabric clouds on the shoulders; and double-layered pieces where the inner layer extends beyond the outer, altering the silhouette as if revealing what’s inside. Denim was even treated from the inside out, bleached like a garment X-ray.

Accessories reinforced the experimental spirit. The new Load-D bag is soft and almost organic, with two molded “D” capsules; the denim D-Pods bag offers a more structured silhouette; and the Flag-D folds into three leather bags with overlapping zippers. Footwear includes mules with floating mini “D”s, strappy sandals that wrap around the foot with illuminated metallic toes, and loafers with exaggerated traction soles. Necklaces resemble animal skeletons cradling the neck, while rings, cuffs, and watches encrusted with pavé crystals amplify a near post-human imagination. Two new eyewear styles debuted in the hunt: Round-D, oversized acetate with metal details, and Geck-D, sculpted acetate frames.

The concept of the “inner animal” guided the collection, expressed through a playful dialogue of proportions, layers, and materials that reveal the hidden and blur the inside with the outside, reaffirming Diesel as a rebellious, experimental, and radically democratic force—capable of transforming the runway into a completely unexpected experience.

CREDITS:
Creative Director: Glenn Martens
Styling: Ursina Gysi
Hair: Gary Gill
Make-up: Inge Grognard for @MACcosmetics
Concept Designer: Studio Dennis Vanderbroeck
Casting: Establishment NY