Regia Magazine vivió una experiencia única: una masterclass íntima dictada por Ramón Monegal, perfumista de renombre internacional y heredero de una tradición olfativa que comenzó en 1916 con Myrurgia. Durante dos horas intensas, Ramón Monegal nos guió y nos enseñó su proceso creativo, mostrándonos paso a paso cómo diseña y construye una fragancia. Juntos exploramos técnicas profesionales, combinando sus notas seleccionadas, y al final cada participante pudo crear su propio perfume personal. La jornada fue una inmersión total en el arte de la perfumería de autor, mostrando cómo un perfume puede ser un lenguaje, una identidad y un relato sensorial que conecta con la personalidad de quien lo lleva.

 La marca tiene raíces que se remontan a 1916. ¿Cómo fueron los comienzos de Monegal?

La historia de Monegal comienza mucho antes de mi propia trayectoria. Todo se inicia en 1916, cuando mi familia fundó Myrurgia, una casa que con el tiempo se convirtió en un referente de la perfumería española. El proyecto nació del espíritu emprendedor de mi bisabuelo, que venía del mundo farmacéutico, un entorno donde las preparaciones artesanales, los aromas y las fórmulas eran parte del trabajo diario. En su farmacia no solo se elaboraban productos medicinales: también se creaban perfumes y preparaciones aromáticas que marcaron el inicio de una tradición olfativa familiar.

Décadas después, esa herencia se consolidó en la marca Monegal, que mantiene vivo el apellido dentro de la perfumería artística. Mi propio camino llegó más tarde: aunque primero estudié arquitectura, el perfume siempre estuvo presente. En 1972 asumí plenamente esa herencia y me formé como perfumista en Myrurgia, aprendiendo el oficio desde la base y completando mi formación en Ginebra, Grasse y París con maestros como Artur Jordi Pey, Marcel Carles y Pierre Bourdon.

Con los cambios industriales que atravesó Myrurgia, decidí desarrollar mi propia casa independiente para trabajar con total libertad creativa. Desde entonces, sigo construyendo mi trabajo sobre aquella raíz familiar que empezó en una farmacia, tomó forma en 1916 con Myrurgia y continúa hoy bajo el nombre Monegal.

 ¿Cómo ves la perfumería de nicho en la actualidad?

La perfumería de autor atraviesa un momento muy particular. Hoy, gran parte del público está mucho más informado gracias a las redes sociales: conoce materias primas, compara estilos, investiga a los perfumistas y entiende que detrás de cada fragancia hay una historia, un oficio y una identidad. Ese interés ha llevado a muchos consumidores a alejarse de lo masivo. Ya no buscan “lo que usan todos”, sino algo que los represente, difícil de encontrar y singular. Esa búsqueda favorece a la perfumería independiente, donde cada composición nace de una idea personal y no de un estudio de marketing. En este contexto, el perfume pasó de ser un accesorio a convertirse en un lenguaje, y la perfumería de autor tiene más sentido que nunca.

¿Cómo está posicionada Monegal en la actualidad?

Hoy, Monegal está consolidada como una casa de perfumería de autor independiente, reconocida por su identidad clara: estética mediterránea, elaboración cuidada y una visión creativa libre. Compongo personalmente cada fragancia, desde la idea inicial hasta la construcción final, lo que me permite mantener un estilo coherente y reconocible, algo que el público valora.

Nuestras colecciones se encuentran en mercados internacionales, en espacios seleccionados que priorizan la curaduría y la calidad, no la masividad. La marca se distingue por su lenguaje propio fragancias concebidas como relatos y por un frasco-tintero que refuerza ese concepto. Esto ha permitido que Monegal se perciba como una firma con carácter, diferenciada dentro del nicho y comprometida con la autenticidad y la composición olfativa honesta y personal.

¿Cuál fue la idea creativa detrás de Matador, tu nuevo lanzamiento?

Matador nace de la intención de explorar la fuerza interior y la elegancia del coraje. Quise crear una fragancia que expresara el dominio de uno mismo, la tensión entre valentía y sensibilidad, y esa energía contenida que no necesita imponerse para hacerse notar. La inspiración proviene del ritual y la estética de la tauromaquia, un símbolo cultural de mi tierra: un universo cargado de dramatismo, precisión y belleza formal.

Mi objetivo fue trasladar ese imaginario a un lenguaje olfativo intenso y magnético. Por eso, la salida combina pimienta negra, azafrán y cuero fresco; el corazón se conforma de rosa, incienso y cedro; y el fondo se calienta con ámbar, vetiver, almizcle y oud. *Matador* es mi interpretación de la elegancia que impacta sin estridencias: una fragancia que conquista desde la profundidad y no desde la provocación.

Esta masterclass tuvo lugar en Édition Privée, el espacio de curaduría de fragancias de autor, en su boutique insignia ubicada sobre la icónica Avenida Alvear.